José Luis Alperi: «El Gobierno debe exigir a las empresas de las térmicas que cumplan y creen empleo»

La Nueva España publica una entrevista a nuestro secretario general. A continuación puedes leerla.

José Luis Alperi Jove (Langreo, 1970) llegó hace 7 años a la secretaría general del SOMA-FITAG-UGT. Junto a su mano derecha, José Luis Fernández Roces, Alperi afrontó el cierre de la minería, la crisis por el «caso Villa», la fallida fusión con MCA, y un sinfín de conflictos laborales. Los fondos verdes y la regeneración económica son el siguiente desafío.

 Acaba de cumplir siete años al frente del SOMA-FITAG-UGT. Parece que fue ayer.

-En septiembre de 2013 iniciamos una andadura un equipo renovado, con unas ideas y proyectos en la cabeza. Nadie pensó en aquel momento que estos siete años iban a ser tan intensos. No voy a decir que parezcan setenta, pero alguno más de siete sí que me parecen.

 Cogieron la dirección del SOMA, el Sindicato Obrero de los Mineros de Asturias, en una época en la que la minería ya estaba sentenciada.

-Éramos conocedores de algunos de los retos que teníamos por delante. Otras cuestiones que fueron sobrevenidas, nadie se las imaginaba. Pero en lo que respecta al sector de la minería, creo que nadie en aquel momento pensaba que iba a haber una mina abierta después del 31 de diciembre de 2018. Y mire, hoy tenemos el pozo San Nicolás, que lleva dos años abierto después de esa fecha. Se consiguió un acuerdo 2019-2027 para la minería, un plan de Hunosa, y con una situación del sector donde prácticamente todas las empresas llegaron extenuadas. Creo que se alcanzaron acuerdos importantes, y ahora el reto está en que se cumplan los acuerdos.

 Siempre se habló de un cierre ordenado del sector. Pero no fue así…

-Sí. Las movilizaciones de 2012, con la marcha minera y los encierros, se produjeron porque el cierre no estaba siendo ordenado. Había una Decisión de la Unión Europea de 2010, que el Gobierno del PP incumplió sistemáticamente, y recortó las ayudas al sector en un 63%. Cuando las empresas se vieron en aquella situación, las empresas se vieron abocadas a los concursos de acreedores y a la liquidación. Por eso, el hecho de que se haya firmado un plan para la minería hasta 2027 para la cobertura de los trabajadores resulta muy importante.

 ¿En qué situación está el sector actualmente?

-Ahora lo que toca es cumplir ese acuerdo, dar ocupación efectiva a los excedentes mineros. Hay que ponerse a hacer la restauración medioambiental para que los que están en la bolsa puedan trabajar. Y luego, al medio plazo, hay que ver cuáles son los proyectos de los convenios de Transición que van a generar empleo y tejido industrial. Todo está recogido en el acuerdo de la Minería y vamos a exigir que se cumpla de la primera a la última letra.

 Viendo ejemplos de otros países, como Alemania, ¿se puede llegar a recuperar la minería energética española?

-Mire, lo que debe de hacer Europa es mandar señales inequívocas de su política energética. Y esa política no pasa por abrir minas de carbón ni centrales térmicas. Que la UE no mande señales claras hace que algunos países como España tengan que reclamar estas señales. Y el Gobierno español debe reclamar a Europa que se cumplan las políticas energéticas, que se protejan a los sectores industriales estratégicos, que no se está haciendo. También debemos reclamar que somos pioneros. Hoy el pez rápido se come al lento, y España tiene mucho que decir en cuanto a los fondos de Transición Justa. Pensar que la UE va a cambiar su política energética es engañarnos a nosotros mismos.

 Las comarcas mineras siguen en una profunda crisis y parece que la reconversión industrial no acaba de llegar. ¿A qué se aspira?

-Aspiramos a que se cumplan los acuerdos firmados. Hay un acuerdo para la Transición Justa de la minería del carbón y también para las centrales térmicas. Ni el mejor acuerdo que se pueda firmar resiste a los incumplimientos. Y ahora mismo no se están cumpliendo, porque el acuerdo de la minería hablaba de que los excedentes tendrían trabajo en la restauración. Dos años después de firmar, aún no hay nadie trabajando. Y eso debe de cumplirse ya. El acuerdo sobre las térmicas hablaba de planes de acompañamiento, y eso es otra aspiración. Que las empresas que cierran en los territorios deben presentar nuevas iniciativas: Naturgy e Iberdrola deben presentar proyectos verdes que se asienten en los lugares donde se cierra y generar empleo.

 ¿Qué debe hacer el Gobierno?

-Debe obligar a las empresas energéticas a que cumplan. Y unas aspiraciones a más medio plazo es que los fondos de Transición Justa vengan a Asturias como comunidad autónoma pionera para desarrollar proyectos aquí. Pienso que el pez rápido se come al lento, no el grande al pequeño. Y tenemos que tenerlo claro. Y también que los fondos de Transición son el futuro industrial de Asturias. Es importante una buena negociación, no solo para tener una cantidad importante de dinero, sino también para poner sobre la mesa proyectos. No creo que todos los países puedan tener capacidad de absorción de fondos mediante proyectos, y Asturias debe tenerlos listos y estar preparada.

 Después de los errores del pasado en la gestión de los fondos mineros, ¿se utilizarán bien estos nuevos fondos?

-Aquí hay una cosa muy importante, que es la tutela de Europa. En este sentido creo que, calificando la gestión de los fondos mineros como «luces y sombras», tenemos que haber aprendido algo. Una de las cuestiones que se me ocurren, como más importante, es que hay que respetar los principios de complementariedad y adicionalidad. Eso deberíamos de haberlo aprendido, y los fondos que vengan no deben ser impedimento para que se desarrollen inversiones ordinarias. No entiendo por qué los saneamientos de las comarcas mineras se tuvieron que hacer con fondos mineros. ¿Qué ocurre donde no los hay? Pues que también tienen saneamientos porque se hacen como inversiones ordinarias. Eso debe pasar en las Cuencas, y dedicar los fondos de transición a reactivar los territorios.

–¿Qué papel debe jugar Hunosa en la reconversión industrial de las Cuencas?

–Tiene que jugar un papel fundamental. Por una parte, Hunosa se tiene que transformar en una empresa energética y medioambiental. Y ahí, apostamos porque la compañía sea una empresa energética pública. No puede ser que no tengamos una firma pública que ayude a contener un poco los excesos del mercado, los precios. Tiene todos los mimbres para poder hacerlo. Por otra parte, también tiene que jugar un papel importante en la diversificación. Hasta ahora, no estamos viendo resultados en ese aspecto, lo  comentamos en la última reunión de seguimiento del plan de empresa. Esperamos tener alguna actividad que genere empleo. Tiene que haber proyectos que nos ayuden a vencer el escepticismo sobre la labor que debe tener Hunosa en la diversificación.

–Experiencia, la hay ¿verdad?

–La hay, pero no se puede vivir de rentas. La geotermia genera el empleo que genera. Hunosa debe de ser más ambiciosa y no quedarse en proyectos pequeños. El anterior plan había una iniciativa para una centrar de biomasa en Reicastro, que quedó en el olvido y no se hizo. Igual es el momento de recuperarlo. Pero lo que está claro es que Hunosa debe de ser más ambiciosa a la hora de generar empleo.

–Desde el SOMA han propuesto proyectos para los pozos cerrados: almacén de «big data», depósito de medicamentos, Centro Nacional de Rescates€ ¿Hay cabida para todo?

–Por supuesto. Pensamos que estos proyectos no son ocurrencias, sino que ya hay experiencias previas. El almacén estratégico sanitario tiene un mellizo en Finlandia, donde un búnker de la Segunda Guerra mundial sirve de depósito. La UE y el Ministerio de Industria hablan de un plan de contingencia para proteger la industria farmacéutica. Y en Asturias hay un potente sector biosanitario, un potente sector químico, y posibilidades de albergar este centro en una mina. Estoy convencido de que es un proyecto que puede salir aquí. En cuanto al centro de datos, es cada vez más necesario, ya que cada vez hay más información y más empresas invirtiendo. Y eso se puede hacer en una mina. Y en cuanto al Centro de Rescates, es una necesidad. Cada vez hay más redes y servicios subterráneos, y las ciudades están más horadadas. ¿Dónde se van a entrenar los cuerpos de seguridad y de rescate para cuando tengan que actuar en esas condiciones? Pues en una mina. En Asturias hay más de 4.500 kilómetros de galerías. Solo en el pozo Santiago hay más de 150. Cualquiera de los proyectos, o los tres, podrían estar en Asturias. Pero hay que vencer el escepticismo que ahora hay.

–Defienden la utilidad del campus de Mieres. ¿Sigue infrautilizado?

–Si no hay una apuesta decidida por el campus de las comarcas mineras, que sean valientes y digan que lo cierran. El campus necesita un plan estratégico de verdad, contenidos, y no estoy hablando del Grado de Deportes, que además creo que surge como un elemento de distracción cada vez que sale algún otro tema. Hay que hablar de contenido para unas instalaciones muy importantes que están ahí. Y uno hasta ve con cierto cabreo que la Universidad busque espacios en el viejo HUCA y no quiera aprovechar lo que tiene en Mieres. Si no hay una apuesta por Barredo, pues que sean valientes y digan que cierran el campus.

–Pasando a otros temas, ¿cuál es la situación interna de cara a la fusión con FICA-UGT?

–Ahora mismo como Federación constamos como SOMA-FITAG-UGT, representando a nuestros cuatro sectores. Los procesos congresuales están siendo bastante atípicos por la crisis sanitaria. Ahora estamos esperando para preparar el congreso, pero las prioridades son otras. Hay un acuerdo por todas las partes para funcionar como lo estamos haciendo en Asturias, y para nosotros no es una prioridad abordar este tema. Ahora toca la lucha contra la siniestralidad, la defensa de los trabajadores y el cumplimiento de los acuerdos que firmamos. Ahora no está en nuestros planes crear una federación de industria como el resto de España.

–En cuanto al sector de alimentación, que también tutelan, tiene conflictos latentes. ¿Qué ocurre en Chocolates Lacasa?

–Es una cuestión que nos deja perplejos. Que despidan a unos trabajadores simplemente por promover elecciones sindicales y que se puedan organizar de una manera colectiva. Que una empresa como es el grupo Chocolates Lacasa, con importante clientes y que presume de diálogo social y de igualdad, y que compró una marca como La Cibeles, que despida a unos trabajadores por promover elecciones, es un ataque a la Ley Orgánica de Libertad Sindical que no puede dejarse pasar. Quería agradecer a Jonás Fernández que ha llevado este tema a la Comisión Europea. Lo que pasa en Lacasa es consecuencia de la Reforma Laboral, que permite despidos casi a la carta. El Gobierno debe derogar esta reforma de forma inmediata. Es curioso que Lacasa haya tenido, legítimamente, fondos mineros, que fueron peleados por las organizaciones sindicales, y ahora se comporte así.

–También tienen una situación difícil en Saint-Gobain.

–Nos preocupa cuando un alto directivo de la empresa dice que el futuro industrial de Europa pasa por África. Marca la línea que van a seguir. Lo que venimos reivindicando es que en Avilés haya un plan de futuro. Tienen que presentar un plan de inversiones y de futuro. Lo que nos preocupa es que haya una deslocalización a países donde está la matriz, y nos inquieta la posible retirada de producción de Avilés hacia Francia o Alemania.

–Ese tipo de planes de inversiones no lo reclamarán solo para Saint-Gobain.

–Si hay, más empresas. Y también en el sector agroalimentario también hay que desarrollar planes. Hay que un paso más allá, porque la competencia de otras comunidades autónomas y otros países es muy voraz. No podemos obviar que este sector tiene mucho peso en Asturias, y tiene que estar sano, ser saludable, y ser tractor sobre pequeños productores.

–El sindicado es socio protector del Montepío. ¿Les preocupa el futuro después de las pérdidas de este ejercicio?

–Evidentemente, los resultados económicos en 2020 vienen marcados por la crisis sanitarias, como no son buenos en el turismo en líneas generales. Pero en el Montepío hay dos fortalezas importantes: los mutualistas, y una dirección que sabe cuáles son los planes de futuro a abordar. Lo que nos preocupa es que no haya un compromiso político con estas entidades. Algunas de las pérdidas del Montepío en Ledesma vienen por haber generado actividad y empleo y abrir sus puertas pese a que, por ejemplo, se había suspendido el programa del Imserso. Esto el Gobierno lo debe de corregir, y discriminar positivamente a quien genera actividad. Para el Montepío hubiese sido más cómodo mandar al ERTE a todos los trabajadores desde un principio. Y destaco otra cosa: en la mutualidad está tomando un peso muy importante la parte social, con la Fundación Obra Social. Las cosas se están haciendo bien, y vendrán tiempos mejores.

–¿Ya está olvidado el «caso Villa» o siguen notando los efectos?