En este ámbito, queremos recuperar nuestra propuesta de construir una planta de reciclado de baterías de vehículos de movilidad urbana, automóvil y vehículo industrial, para un aprovechamiento de las materias primas que componen estas baterías en emplazamientos de las antiguas Centrales Térmicas.
Hace tiempo que desde el SOMA-FITAG-UGT venimos reclamando una política europea y española de apoyo a la industria nacional estratégica. El COVID-19 y la invasión rusa de Ucrania han puesto de manifiesto que la UE es excesivamente dependiente de terceros países para el suministro de ciertos bienes, materias primas o servicios esenciales, y que cualquier disrupción futura en las cadenas de suministro podría generar severos problemas de escasez y poner en peligro el crecimiento económico y el bienestar de la ciudadanía europea.
Y es ahora, cuando surge el debate sobre la necesidad de una Autonomía Estratégica Abierta, como marco de referencia de la UE para hacer frente a las profundas transformaciones tecnológicas y geopolíticas que se están produciendo en el mundo, y dar respuesta a esta amenaza sin caer en el proteccionismo ni renunciar a los valores europeos de competitividad, sostenibilidad y cohesión, desde el SOMA-FITAG-UGT queremos aportar nuestras ideas a este necesario debate, e insistir sobre nuestra propuesta -lanzada hace tiempo- de construir una planta de reciclado de baterías de vehículos de movilidad urbana, automóvil y vehículo industrial, para un aprovechamiento de las materias primas que componen dichas baterías. .
La pasada semana, en el evento alto nivel de la Presidencia Española del Consejo de la Unión Europea sobre Transición Justa, celebrado en Ponferrada, y donde hemos asistido desde el SOMA-FITAG-UGT, se puso de manifiesto esta preocupación, al tiempo que se debatieron propuestas. En ese debate, desde nuestra organización seguimos apostando por el aprovechamiento de las oportunidades en la cadena de valor de las energías renovables, que deben servir de motor para las industrias locales y la creación de empleo; y en la apuesta por proyectos de economía circular como el reciclado de baterías de vehículos de movilidad urbana, automóvil y vehículo industrial, para proporcionarles una segunda vida útil.
No cabe duda de que la demanda de este tipo de baterías crecerá muy significativamente en las próximas décadas, lo que implicará un gran incremento en el número de unidades que lleguen al final de su vida útil y que deberán ser eliminadas de los vehículos. La desactivación y neutralización de forma segura tanto de las baterías como del electrolito, la separación y recuperación del litio, cobalto y manganeso, serían labores que realizar y que contribuirían generar más de 100 empleos estables en la región, así como al desarrollo tecnológico y capacitación profesional de los trabajadores.
Uno de los debates candentes en torno a las baterías para vehículos eléctricos al final de su vida útil es si deben ser recicladas, para obtener las materias primas o si deben ser reutilizadas para una segunda vida pero, en cualquier caso, las baterías tendrán que ser recicladas de todas formas, por lo que es el momento para que las compañías energéticas que han cerrado sus Centrales Térmicas en Asturias den un paso adelante, y respondan con la Responsabilidad Social Empresarial de la que tanto presumen, abanderando la instalación de una planta de reciclado de baterías de vehículos de movilidad urbana, automóvil y vehículo industrial en Asturias. Hay empresas que le deben mucho a Asturias, y tanto Naturgy como Iberdrola son dos de ellas que, en cumplimiento del “Acuerdo por una Transición Energética justa para las Centrales Térmicas en Cierre”, deben implicarse en la búsqueda de actividades alternativas para las zonas afectadas.
Una planta de reciclado de baterías de vehículos de movilidad urbana, automóvil y vehículo industrial no sería la única idea, ni el único proyecto a considerar. En este momento se están implantando en otras zonas proyectos industriales relacionados con el tratamiento y reciclaje de residuos emergentes vinculados a la transición energética, como son el reciclaje de paneles fotovoltaicos. Se calcula que el 20% de la plata extraída a nivel mundial se encuentra actualmente en los paneles fotovoltaicos instalados y, aunque en peso es un componente minoritario en la composición del panel, representa casi la mitad del coste de los materiales empleados en su fabricación, por lo que desarrollar tecnologías para su recuperación tendrá un impacto positivo en el conjunto de la transición energética.
La pregunta que siempre nos hacemos es: ¿por qué en Asturias no? Y nuestra conclusión es que, solamente desde la implicación de todos y todas depende nuestro futuro, y desde el SOMA-FITAG-UGT vamos a ser exigentes en el desarrollo de los Convenios de Transición Justa para que cumplan de verdad con el compromiso de mantener y crear actividad y empleo en los territorios afectados por la transición energética.